21.1.24

Industrias Culturales

 


“¿Vamos al cine?” El “vamos” ya es una palabra retórica en estos tiempos. 

La realidad es que no podemos usar el verbo “ir” sin recordar “cómo” era “ir al cine”, ir al teatro, ir a ver un show, etc, etc. Ya nos parece hasta nostálgico vernos frente a la pantalla grande, o frente actores de primer nivel, interpretando nuestra obra preferida. Y ni hablar de estar en la multitud de un concierto de pop/rock, y que marcó esa parte tan importante de nuestra vida. 


Vivimos hoy, un antes y un después en nuestra amada industria cultural. 

En la que podíamos disfrutar de esos placeres, muchos de los cuales se han vuelto virtuales y hasta en ciertos momentos fantasmagóricos, salvando el terror que nos causaría no volver a ver jamás esas actividades que nuestra alma reclama.


Esto nos introduce en el tema de las Industrias Culturales. ¿Qué entendemos por Industrias Culturales? Ya que en cierta manera el concepto de cultura (en caso de que se considere alta o baja) también tendrá sus propias consideraciones. 


Este eje de donde se desprende lo que es cultura o no, más la característica particular de los pasados aislamientos e incrementos económicos en actividades relacionadas directamente con lo cultural; hacen que se desarrolle un nuevo paradigma social, que no solamente habla de una filosofía de vida, sino además, como un lujo para unos pocos. La pregunta es ¿qué entendemos hoy por Industrias Culturales?


Pensándolo mejor hoy podemos entrar en transmisiones en vivo de la Comic Con en Youtube o asistir a un Streaming de Alejandro Dolina.

Estos cambios a los que se encuentra expuesto el concepto y por ende las Industrias, van haciendo “sin querer queriendo” como diría el chavo, que también las sociedades encierran estos conceptos de Industrias en conceptos elitistas y clasistas, y ni hablar de la poca realidad de los eventos a los que muy pocos o solo aquellos que “se dan el gusto” asisten.

Dos puntos importantes serían: realidades virtuales, y eventos clasistas. 

Se debe encontrar un equilibrio tanto sea en plataformas al servicio de las nuevas tecnologías, como así también el acceso a eventos presenciales que distan mucho en calidad, sonido y asistencia, cuando se trata de algo gratuito o algo pago.


El conjunto de sectores que abarca la Industria Cultural se ha ampliado y debemos ser consecuentes con ello. No solo se trata de adaptarse de manera técnica a los avances tecnológicos e innovaciones en el campo; también se trata de no encauzar eventos nacionales y/o internacionales en un círculo clasista en que solo algunos pocos pueden asistir. 

Así la experiencia será otra y por ende generará nuevas perspectivas, arribos y emociones. Tanto sociales, como humanas.   



La Red

 


El modo en que se tejen redes entre nostros es inexplicablemente avasallador, no solo por su invisibilidad a la hora de aparecer, sino además por el triunfo de lo auténtico.
Aquel mensaje que esperamos, aquel post que nos hace refelxionar, y el sonido del teléfono tintineando al son de un "Hola!". 

La comunicación en nuestros días va más allá de "la acción consciente de intercambiar información entre dos o más participantes con el fin de transmitir o recibir información u opiniones distintas. 
No es vehemente plantearse a uno mismo, si lo que dijo o hizo tiene una connotación negativa, solo queda ser objetivos y esperar.
Y ahí está, cuando la confirmación llega, se vuelve sobre lo que dijo o hizo, esperando que no haya sido un atropello a nuestro bien formado concerto de COMUNICACIÓN, comunidad y redes. Resurgir como el Ave Fénix para volver a encontrarnos. 

Ahora bien, al ser la comunicación inherente a los seres humanos, las redes de las que hablamos, nos hacen partícipes de un sin fin de oportunidades, y sobre todo de rever los procesos de comunicación a los que estamos "sometidos", para conectarnos con otros, para unirnos con el otro, para ser con el otro. 
Una vez tuve que escribir una narración sobre la Diosa de la noche, por pedido de nuestro profesor. La Diosa Nix, y me encantó.

Cuando pude leer e interiorizarme en el tema, me sentí comoda escribiendo acerca de ella, pero también como recurso comunicativo (casi tal cual este párrafo), usé lo autobiográfico. 
Y en parte es eso, poner un poco de nosotros; incluso en aquello que parece fantasía. 
Pasa lo mismo con las redes que se tejen, tan invisibles como al comienzo de este texto. 
Aquí estan ustedes leyendo y yo escribiendo. Y aunque jamás sabemos lo que nos depara el futuro; si sabemos lo que queremos "decir", "hacer" y "ser". 

Para que la comunidad, la comunicación y las redes, sean más nuestros, de una manera más sana, más cerca de ser una morada. Un lugar donde ese proceso sea auténtico, casi como lo autobiográfico, pero aún así más llevadero; con una carga más liviana, con anhelos de una conexión más real, y que aquello que parece más de paso, sea la red, aquella que podamos verla sin eufeminos y más como un hogar. 

16.1.24

La Conspiración de Dios

 


Corría el 30 de noviembre de 2020 y Rosa tenía que terminar 3 trabajos prácticos, la limpieza del comedor y el baño de planta alta, darle de comer a pepe el loro, y preparar la ropa de su hijo para que se vaya de visita a lo de su abuela. Se preguntaba a sí misma cómo es que había terminado con tantas ocupaciones, aún más que en el año anterior, donde tenía dos trabajos el primer año de facultad, y seguía siendo mamá desde los 25.

Por las noches rezaba y rezaba mucho, pidiendo que aquella pandemia que azota al mundo llegara a su fin.  

“Hallazgos de un nuevo dialecto en el espacio” Pregonaba el título del diario.

Tímidamente Rosa abrió las páginas y leyó la noticia.

Era posible? La NASA había captado una débil señal desde Hidra, era la constelación moderna más grande, con un área de 1303 grados cuadrados. Hidra tiene varios planetas con estrellas. Y la señal desde ese cuadrante, era débil pero constante. Como un mensaje en un código morse, pero con un dialecto nuevo,  nunca antes conocido.

Rosa cerró el diario y salió al patio, ¿sería verdad? No solo les tocaba atravesar una pandemia que tendría un final sostenido en “Los posibles negocios farmacológicos y políticos” sino que además la humanidad ahora enfrentaría un posible contacto con seres de otra constelación. Las rutinas diarias la sacaban de sus cavilaciones en cuanto a sus creencias tan arraigadas. Pero no se las quitaba por completo. Esa noche no rezó. Cuando se levantó al otro día, no tuvo mejor idea que prender la TV. 

Era oficial una nueva lengua se había descubierto, el “fire hydrant”, o su significado en castellano: hidrante. Bajo una serie de códigos de puntos y ceros, similares al código morse en la tierra, el mensaje había sido descifrado “son bienvenidos”. Y con esto una serie de instrucciones para armar una nave que llevará a la humanidad hasta la constelación. 

Allí podrían establecerse para estudiar la nueva lengua, y las costumbres de los habitantes hidrantes. Nuestra protagonista miraba con desconfianza las noticias, como es que tan amablemente estas criaturas querían tener a la raza humana tan cerca. 

Rosa era periodista, e inquisidora. No dejaría pasar oportunidad para cubrir este evento. 

A las 3 de la mañana del 4 de diciembre de 2020, escuchó que alguien golpeaba la puerta. Era muy extraño que en épocas de aislamiento alguien fuera a verla, siempre hacia su trabajo de manera remota. Y además eran las 3 de la mañana. 

Abrió con el pasador de cadena que tenía. Era su colega del trabajo

-¡Hola! Perdón la hora. Esto es urgente. ¿Puedo pasar?

-eeee, si, si no queda otra.

Su colega pasó tímidamente, pero parecía que estaba muy nervioso.

-Que paso? Pregunto aún más nerviosa. 

-Todo esto está mal, tengo una fuente que me dice que es una trampa.

-Como una trampa?

-Sí sí, sé que tienes que cubrir el evento desde la central de la NASA, pero las personas que van a ir allí corren peligro.

-Por qué? Que te dijo tu fuente?!!

-Que las personas que irán ahí no van a estudiar la nueva raza, van a ser estudiados. 

No salía de su asombro, aunque su instinto le había dicho que algo andaba mal. Si la humanidad sería estudiada no tendrían opción, muchas de las personas de la tierra eran detestables, desde Feiman hasta Burlich, desde los terraplanistas hasta los que sacrificaban lirones en nombre de la moda. 

-Ok- dijo Rosa- llevaremos esto hasta las últimas consecuencias. Toda la humanidad debe saber!

-¡¡No!! Ese es el problema! Mandatarios de los más altos rangos están implicados! ¡Son ellos los que propusieron a estos hidrantes enviar humanos a Hydra para su estudio y posterior aniquilación!

Rosa quedó estupefacta. ¿a quién recurriría? 

La respuesta después de todo fue simple: a Dios. Debía encontrar una forma de comunicarse con él para poder decirle lo que estaba pasando. Solo él podría detener esta locura. Lejos de pensar que debía recurrir a un sacerdote, o porque no al Papa, pensó en algo más sencillo. Tenía hasta mediados o fines de diciembre para lograrlo. Fue así que con el mayor de los aplomos, y una calma bastante extraña se arrodilló frente al pequeño altar que tenía en su habitación. Noche tras noche rezo, espero, y espero.

Cuando finalmente el 24 de diciembre de 2020 se anunció a todos los periodistas que debían viajar a la NASA, esa noche como todas las noches se arrodilló frente al altar. 

Luego de unos minutos de empezar a rezar,  una luz blanca empezó a emanar del techo. Miró hacia arriba y de pronto escuchó una voz.

-Querida Rosa, no podrás impedir que la nueva civilización estudie a los terrícolas. Yo envié esta botella en este mar de constelaciones. 

-Porque Dios mio? ¡Los enviados morirán! 

-No querida mía. Los enviados son para un propósito mayor. Una lección. No morirán, solo trascenderán, en función de un plan mayor. 

Esta conspiración es mi conspiración. Luego de esto, la humanidad deberá elegir nuevos mandatarios. Porque ellos serán enviados a Hydra, serán estudiados para no volver a repetir historias. Que hayas rezado cada noche me dio el permiso de hablarte, y de contarte la verdad. Pero solo vos y yo lo sabemos. 

Rosa se fue a descansar. Antes de dormirse dijo “Amén”


Las Chicas de Alabama

 


Ocurrió el 3 de enero de 1819. Radna, Patricia y Pavliska cruzaban las plantaciones de algodón ya destruidas por el material radioactivo que hacía años yacía en ese lugar.   

Las tres morenas, se jactaban de su entrenamiento ya que su pelotón era el único que había sobrevivido al fuerte entrenamiento por el penúltimo hombre militar que había pisado la tierra, alguien llamado Ryan.

Patricia era muy precavida, alta como sus compatriotas militares. Por la única razón que había tenido miedo en su vida era cuando perdió a su hijo de tres años hacía 6 meses y sabía que no podría volver a tener otro ya que era tan fértil como la idea de tener un hijo en medio de una guerra nuclear.

Radna, era tranquila pero su hambre voraz por sangre la llevó a matar a demasiados blancos y aunque pareciera arrepentida, en su corazón sabía que no les tenía pena alguna. Esa intención bonachona de la igualdad no era para ella, era una de las chicas más aguerridas solo por haber estado junto a Pawliska en las Guerras Indias. Codo a codo matando blancos.

Pavliska, ay Pavliska, tenía esa compasión en los ojos, que no coincidían con la aspereza de sus manos, que habían sido manchadas por la sangre de negros, mestizos y sobre todo blancos. Su fin estaba claro desde que vio el futuro en un sueño, también tenía esa cualidad, había visto cómo el ser “humano” siempre se llevó a sí mismo a la destrucción.

Una misión las unía. Encontrar al último hombre fértil del mundo.

Era realmente una misión muy peligrosa.

Ellas, tres afroamericanas que sabían de esclavitud y de la privación de sus derechos, entendían que no podían lastimar a este hombre, llamado como todos le decían Ádan.

Es por esto, como ellas decían, debía ser una extracción limpia. 

Patricia siempre preparaba las mochilas y el armamento, a lo cual era ayudada por Radna, sabía puntualmente que las armas no eran el fuerte de una ex-madre.

Mientras tanto Pavliska preparaba el plano del terreno que deberían cruzar. Lo recordaba bien, su abuela le había contado hacía muchos años sobre la belleza de esos campos de algodón, pero también supo contarle las terribles contiendas que allí se darían en nombre de la esclavitud. Y esto lo sabía porque el “don” de ver en sueños lo había heredado de aquella matriarca.

Al cabo de unos minutos mientras se preparaban para cruzar divisaron al otro lado del campo un punto naranja, al parecer era una persona, pero con cabello largo. Realmente para ellas fue muy difícil seguir con la vista el curso de aquella melena anaranjada que corría de un lado para el otro.

Era extraño ver una persona allí, ya que todos sabían del peligro de cruzar el campo radioactivo. Pero era posible que los “redentores” hayan dejado allí a una mujer a su suerte. Ya que cuando tomaron el poder, hacían de cualquier mujer un instrumento de su manipulación.

Con todas las precauciones del caso, Patricia tomó los binoculares y se acercó peligrosamente a la cerca.

Otras personas aparecieron, hombres vestidos de blanco, con capuchas en forma de picos, con cruces rojas en el lado del corazón.

Patricia, Radna y Pavliska no dudaron debían detener esa situación de alguna forma sin olvidar el objetivo principal.

Es así como con sus mochilas, escafandras y respiradores, emprendieron el viaje a través del campo, cuerpo a tierra a veces, de pie otras. Luego de varios kilómetros y de que un respirador y medio se agotara, llegaron a lo que parecía ser una trinchera abandonada.  

Revisaron el perímetro y se escondieron allí.

Patricia revisó el reloj, habían pasado 5 horas desde que salieron y 12 hs de que no probaba un bocado. Le extendió a Radna un par con moho, y a Pawliska un pequeño ramito de caléndula seca.

Ella solo se limitó a asomarse por el borde de la trinchera para vigilar. 

Al término de la escueta cena emprendieron nuevamente la marcha.

Se acercaron despacio, y vieron con asombro lo que pocas mujeres verán jamás. Un hombre con cabellera hasta la cintura, solo que de color naranja.

Ellas habían escuchado grandes historias acerca del último hombre sobre la tierra, sobre su hermoso cuerpo, su voz, su rostro tallado por los mismos ángeles.

Y de pronto allí las tres se encontraron con un hombre que si bien era fornido y de rasgos elegantes tenía su cabellera totalmente colorada, sus pecas cubrían su rostro y su cuerpo, su piel, aún cubierta de pecas, era blanca como el mismísimo algodón.

Estaba desmayado con un golpe en la cabeza. Al lado de él había una de las capuchas que vieron por los binoculares.

Más adelante había una cueva, decidieron esconderse allí. No por mucho tiempo debía volver a su colonia.

Abrió los ojos y una calavera bazzar le apuntaba directo a su frente.

-¿Qué hago aquí?? ¿Quiénes son ustedes?

-Somos tu salvación! Y aquí las preguntas las hacemos nosotras. Replicó Radna.

-¿De dónde eres y qué haces en este lugar? Inquirió Pawliska.

-Mi nombre es Adan, vengo del noroeste de Black Belt. Y me persiguieron hasta aquí unas personas con capuchas y cruces en sus túnicas.

-Imposible! Dijo Patricia que hasta el momento estaba muy callada. Esa zona está cerrada y además como es que te persiguieron y solo tienes en un golpe en la cabeza. Por estos días nadie deja vivo a nadie a no ser que sea extremadamente necesario. Dudo mucho además que tu nombre sea Adán, sólo queda un hombre con ese seudónimo y tu apariencia dista mucho de las apariencias que nos indicaron.

-¡Quítate la ropa! Gritó Radna.

-Yo creo que hay que matarlo- Dijo limpiamente Pawliska.

-Por favor!! Tengo que regresar a Black Belt, tengo una misión!!! Suplicó el supuesto Adán.

-Qué misión? le preguntó Pawliska, que seguía apuntando con la calavera bazzar a su cabeza.

-Han encontrado una cura para la infertilidad. Es una planta que ha crecido en medio del monte.

-Miente!!! Volvió a gritar Radna. 

-Es imposible-dijo Patricia. Allí solo hay mujeres y nuestro pelotón está cerca de ahí, nos hubiéramos enterado. Además no eres tú el que se hace llamar Adán y que es el último hombre fértil sobre la tierra?

-Si, es verdad. Solo que estoy buscando otros hombres para probar esta planta.

Ah!!!!!! Grito de repente. Pavlinka se había cansado de las explicaciones falsas y le había disparado en el hombro.

-Idiota!!! Se le escapó a Patricia. Pavliska le clavó la mirada a su compañera de rasgos mulatos.

-Nos vamos de aquí, lo llevamos a donde quiera ir no tendrá oportunidad de dar explicaciones, si lo que dice es  mentira yo misma lo estranguló con mis manos, sentenció Radna.

Ellas venían del sur, encontraron a Adán en el norte, debían viajar varios kilómetros hacia el  noroeste.

Radna empezaba a mirar con cierto aprecio a su prisionero. A pesar del gran contraste de su color de piel.

Pawliska iba al frente señalando el camino y Patricia por supuesto iba al final.

Los kilómetros que siguieron fueron llenados solo por el silencio. 

Hasta que de pronto Pavliska se detuvo. Allí lo vió, un monte lleno de flores naranjas se imponían frente a ellas.

-Caléndulas?? Preguntó al aire Patricia. Mientras Radna soltaba al prisionero en el suelo y Pavliska revisaba su mapa una y otra vez.

-Ven?? Allí está la flor de caléndula. El botón de oro. 

-Pensé que esta parte del terreno estaba destruida- Pavliska le susurro prácticamente al oído a Patricia que ya no se encontraba atrás, sino que había saltado al prisionero para adelantarse unos pasos y encontrarse con Pawliska.

El silencio se hizo más profundo. Y las tres dirigieron sus ojos grandes y oscuros a Adán.

Ádan sabía lo que le esperaba, sería devorado físicamente por cada mujer del pueblo de la colonia. Ya que había dicho la verdad. El era el último hombre sobre la faz de la tierra, vivo y fértil. Pero no quería ese destino. Quería encontrar a su propia tribu y llevar los botones de oro a sus compatriotas, debía hacerlo.

-Dices que esto da fertilidad??- Se acercó Patricia a Adán, empuñando un cuchillo. Y de qué nos sirve si ya no hay hombres!!

-Los que me perseguían creo que eran hombres… Dijo muy dubitativo Adán

Las tres mujeres se echaron a reír a carcajadas con sus vozarrones.

-Se los juro, puedo probarlo. He visto a uno de ellos sin su capucha. Era un hombre.

Las tres se miraron un poco ya más atemorizadas, recordando la capucha que encontraron al lado de Adán.

¿Qué harían con ese hombre? ¿Qué harían con las flores de caléndula? Y peor aún que harían si la versión del último hombre sobre la tierra era verdad, que él no era el último.

Luego de 3 días de caminar hacia la colonia, llegaron entre gritos de niños pequeños y mujeres jetonas. Ádan tenía mucho miedo, pero observaba a sus captoras para ver si podía escapar. Era casi imposible, no dejaban de mirarlo, parecía que se turnaban las miradas. Todas, incluidos también los niños en la colonia eran de color negro. Y el hombre resaltaba con sus colores rojizos. 

De pronto se escuchó una explosión al final de la última casa de la colonia. Todos empezaron a correr despavoridos en dirección contraria. Aparecieron jinetes con capuchas y túnicas, las tres estaban atónitas viendo como se acercaban. Patricia tomó el arma y empezó a disparar. En eso Adán trató de escapar y Radna lo vió, le dio un golpe en la cabeza y cayó desmayado. Al despertar Adán se sentía dolorido, y el leve calor de una fogata en frente de él lo aliviaba un poco.

Escuchó sollozos y se sentó lo más rápido que podía. Patricia era consolada por sus dos compatriotas. De igual forma la cara de Rena y Pavliska no era la mejor.

-¿Qué pasó?

-Intentaste escapar, eso paso. Le decía Radna en lo que escupía estrepitosamente al suelo un poco de sangre.

-Pero qué pasó con la Colonia?

-Los “hombres” atacaron la colonia sin compasión, mataron a mujeres y niños. Tratamos de salvar a la gran mayoría, pero van camino al sur, no sabemos si sobrevivirán en ese lugar.

-Tienes que decirnos dónde están los hombres de los que hablas. O vas a morir ahora. Necesitamos salvar a los que quedan, y vengar a los que no están. Dijo con voz calmada Pawliska.

-Los hombres de los que hablo están al este. Las puedo guiar. Y ayudarlas a hablar con ellos. Ni siquiera saben de su existencia. 

-¡Llévanos! Grito Patricia finalmente.

Era el 25 de Enero de 1819, llegaron, y los hombres no podían creer lo que veían sus ojos. Tres morenas y un hombre colorado contrastaba en el paisaje.

-Habla conmigo. Soltó a Adán.

-Buenas compañeros! Estas tres mujeres me salvaron. Y llevan sangre de hombres blancos en sus manos. Si las ayudamos tendremos mujeres aliadas en nuestra colonia.

Un hombre castaño de contextura robusta, se acercó a los 4 recién llegados. Y largo una carcajada muy fuerte con su vozarrón. 

Los cuatro se miraron extrañados de la reacción.

-Sean bienvenidos aquí estarán a salvo.

Luego de que los 4 pasarán a la pequeña choza del de la carcajada, hablaron y llegaron a un acuerdo de que si los hombres allí presentes en esa colonia ayudaban a las chicas de Alabama, ellas conseguirían todos los botones de oro para poder hacer fértiles a los hombres que las recibieron.

Fue entonces que unidos desde el este viajaron hacia el centro de Alabama, ya que no quedaban más lugares por visitar que tuvieran a los encapuchados. 

La contienda no dio tregua. Cuando lograron capturar a uno de los “hombres” con capucha no salían de su asombro. Era una mujer, de cabellos rubios y ojos color turquesa.

-¡Quién eres! Le gritó Patricia en la cara.

-Mi nombre es Blair. Soy parte de la unión femenina de redentores ingleses. Y hemos estado persiguiendo a todos los hombres fértiles de Alabama. 

-Para que! Gritó Pawliska al tiempo que le propinaba una cachetada.

Blair no le hizo caso, Radna le tuvo que dar otra cachetada.

-Queremos erradicar a los negros y a su prole.

Patricia se levantó de donde estaba y le metió un  buen golpe. Al cabo de unas horas, ya habían atrapado a todas ellas. Al descubrir esto los hombres de Adán entendieron que Blair y su ejército habían estado matando a todo hombre que se le cruzara para poder dominarlos, acabar con todos los mulatos y ganar tierras.

Las tres mulatas estaban agotadas y doloridas, por dentro y por fuera, pero habían ganado esta vez una contienda mayor que le daría paz a sus tierras y su gente. Adán por su parte encontró el amor en esas tres mujeres despampanantes, y los hombres buscaron en ellas el liderazgo que faltaba.  Finalmente los hombres y mujeres convivirán en el apocalíptico Estado, protegidos y amados, por LAS CHICAS DE ALABAMA. 

Mi causa, Mi tierra



Me levanté temprano el miércoles y vi que había dejado la televisión prendida. Antes de apagarla leí: Toma de tierras en Guernica: los ocupantes realizarán un festival para evitar el desalojo de la próxima semana. 

Tenía que estar ahí. Cuando se me ocurrió levantar el teléfono para llamar a un colega que me acompañe dije: NO, tengo que ir solo, así la primicia es mía. Llegué con la lengua afuera, hacía mucho calor y mi bici se había bancado bastante bien, aunque se le salieron un par de rayos! Y a mí también. 

Pero el equipo de grabación estaba intacto. Como por arte de magia aparecí en una choza, había unas cuantas personas mirándome. Me dijo uno: vas a ser boleta si no te paras. Salté del colchón en el que me habían tirado cuando me desmayé, tenía muy mal olor, se me había pegado en la ropa. Cuando salí el sol me encandiló, y empecé a correr, había un perrito que me seguía y estaba lleno de pulgas. Llegué a la chozita de María Elena y ahí me calmé, le digo: dame unos mates con chuquer que recién vengo de lo del cholo y ahí son todos unos guarros, casi me roban los equipos. 

Hacía 3 días que estaba en Guernica y ya era amigo de casi todos menos de cholo y su pandilla. El “Festival Tierra para Vivir” tendrá grupos musicales y una serie de eventos que se transmitirán en vivo vía streaming desde el canal de Youtube “Recuperación de tierras viviendas dignas”, a partir de las 15 y de manera presencial, llevarán a cabo en la plaza del  barrio La Unión la segunda asamblea de “Mujeres y disidencias en la recuperación de tierras de Guernica”.

Era el evento más importante de mi vida, aunque estaba un poco cagado de agarrarme COVID o algo peor (no sé qué podría ser eso) estaba feliz. Había ejercido el derecho a la información para otros y esta vez iba a ser de lo mejor. Salí el miércoles y era sábado, los mates de María Elena eran lo más, tenían de esos yuyos que no le sabes el nombre, también fumamos de otros yuyos y estábamos muy alegres. De pronto María Elena me dice: ¿Vos tenés casa? Abrí grande los ojos, era obvio que si, y dijo: acá a unos kilómetros van a hacer un country, ¿vos vivís en un country? Volví a abrir los ojos. Parecía más un efecto de los yuyos que mi impresión de decirle que sí. 

Se nos fue la risa. Mi trayectoria me precedía, con una carrera acaudalada de dinero y mi bici, siempre sentí que era yo. Pero cuando esa persona que compartía conmigo mates como si me conociera de toda la vida me miró con ojos tristes, me di cuenta que mi individualismo ahí no servía de nada. La despedí y me fui con mi equipo a la entrada de la toma de tierras de Guernica. Los artistas empezaron a llegar y encendí mi cámara. Sentía la melancolía de María en mi nuca, era la primera vez que no era frívolo con una noticia, y también solo en ese momento, me merecía la paliza que me habían prometido antes. Cuando todo terminó di mi mirada “periodística” al respecto. Pero merezco llamarme ser humano si vuelvo a ese country careta que seguro fue armado después de un incendio “accidental”. Entre el porro, el golpe, los mates, la mirada de una mujer y la cámara ya no había secretos. Yo me sentía un okupa de mi causa, de mi tierra.  

Nuestra peli…

   Corría 1965, me había despertado de la siesta y afuera se escuchaban las sirenas. Pelosio mi compañero estaba atento también al ruido de afuera. 

Cuando se despertó unos minutos más tarde que yo tomo su botella de leche y se puso tranquilo a mirar la tele.

Yo no podía creer el calor que entraba por la ventana.

Estábamos tratando de refrescarnos cuando de pronto se escuchó un ruido demasiado estrepitoso. Cualquiera diría que con ese ruido se nos saldría el corazón por la boca!!

Pelosio y yo nos miramos y desde los diferentes puntos que nos encontrábamos de la casa corrimos hacia la ventana, yo me choque con una lámpara y Pelosio con un par de zapatos.

¡¡Que grande fue nuestro asombro al asomarnos!!

El sonido estrepitoso, de un aparente choque no venía nada más ni nada menos que de un enorme parlante.

Nos quedamos observando, y lo habían hecho para montar el set de una  película.

Lo más interesante fue cuando Pelosio y yo recibimos a nuestro amigo que llegó esa tarde noche.  Nos dijo que nos amaba y que pronto iba a conseguir un lugar más grande para los tres. 

Y nos mostró una foto que resultó ser la que nos daría el dinero para salir de allí.

Curiosamente Pelosio y yo estábamos en esa foto.

Nadie se explica por qué a nuestro amigo le pareció tan importante esa foto pero esa noche Pelosio cenó sushi y yo costilla.

Aquí les paso la foto:

TRABAJO, ROCK,TIEMPO

 


Sonó la alarma y a los 5 minutos sonó otra. 

Realmente no me quería levantar, no sabía cómo iba a terminar ese día y la verdad no me interesaba. Me preparé el café y Roberto se movió en su cuna. Trate de no hacer ruido, si se levantaba antes perdería toda la mañana. 

Cuando terminé de tomar mi infusión, decidí revisar mi teléfono. Tenía 1 llamada perdida del trabajo y 24 mensajes de texto de mi familia. Prioricé la llamada del trabajo.  

-¿Hola? 

-Si Hola, tengo una llamada perdida.

-Paola, necesitamos que vengas a trabajar mañana domingo. Una de tus compañeras se enfermó y la demanda es mayor estos días.

-Ok, mañana voy.

Corté con la sensación de que no había sido mi mejor decisión. Pero Roby ya estaba despierto y no tenía mucho tiempo para pensar, se había hecho caca. 

Mi  bebé de 1 año y medio, demandaba lo usual y era de buen comer, así que era muy sanito. Eso me tranquilizaba todos los días.  Cuando me encontré viendo los mensajes de mi familia, no lo podía creer, aunque era bastante probable que fuera verdad porque estábamos en verano. Todos se habían ido a Huerta Grande sin previo aviso, y no sólo eso, me habían invitado a ir con Roby, cosa que era natural porque ese fin de semana lo tenía “libre”. 

Me dije: qué gran infortunio, pleno verano, mi familia lejos sin poder cuidar a Robertito y tenía que ir a trabajar al día siguiente. Entonces no tuve mejor idea que pensar cómo hacer para ir hasta allá, dejar a mi hijo y volver a tiempo para trabajar al otro día a la mañana temprano. Empecé a llamar a la terminal para ver si había pasajes. Me dijeron que sí. Inmediatamente y lo más rápido que pude preparé el bolso del gordito, puse en  mi cartera lo que “creí” necesitaría y salí a tomar el colectivo que me llevaría a la terminal.

Subí a duras penas con el bebé ya que no caminaba mucho, su bolso y mi cartera, tenía miedo de que se me cayera, estaba bastante gordo, encima no se quedaba quieto. 

Cuando me senté en el primer asiento, que tenía un dudoso perfume, pase la tarjeta y nada. No tenía saldo. Tuve que bajarme en la siguiente parada, porque obviamente el colectivo iba casi vacío, y el chofer se consideraba a sí mismo una persona tan noble y abnegada con su trabajo que no me dejó seguir el viaje. Por suerte fue solo una parada, pero el peso de mi hijo ya me hacía sentir un poquito vencida la espalda. 

Camine con él y volví hasta el kiosco, corriendo como pude con todo a cuestas. Cuando logré cargar la tarjeta, corrí para que no se me pase el siguiente colectivo. Las piernas me temblaban. Ya en el transporte urbano, me di cuenta que en el anterior había pisado y manchado mis botamangas de vómito (de algún niño y rezaba para que fuera eso). Cuando bajé en la terminal parecía que habían convocado a una marcha de la cantidad de gente que había. Mi espalda aún sufría el peso del pequeño y trataba de abrirme paso entre la gente que se agolpaba en la boletería. El olor que emanaba mis pantalones con el calor se había acrecentado y eso alejó un poco a la gente, aunque el hecho de que tenía un bebe en brazos debería haberlo hecho.

Ya eran las 12:45 y el hambre empezaba a asomarse, trataba de no prestar atención al ruido que hacía mi panza. Me esperaba 1:30 para estar comiendo con mi familia. En cierta forma estaba feliz. Cuando subí al colectivo me llamó la atención ver a tanta gente de mi edad y más jóvenes también, todos con remeras negras, o la gran mayoría. Cuando había pasado media hora de que salimos el colectivo empezó a frenar cada vez más, y mi querido niño empezó a llorar. A los quince minutos estaba gritando desconsoladamente y había salido tan rápido de la casa que no había puesto la mamadera que preparé instantes antes. Y no tenía nada para darle. Cuando decidí levantarme del asiento a preguntarle al chofer porque nos demoramos tanto, desearía no haberlo hecho. 

Vivir en un termo no es fácil; ese fin de semana estaba el Cosquín Rock. Lo que sería un viaje de Hora y media, se había convertido en un viaje de 5 horas. 

Como mi bebé no se callaba un rockanrolero me dio galletitas de agua, y lo calle un ratito hasta que me di cuenta que se había hecho caca encima, de él y de mí. El olor a todo lo que tenía encima era insoportable. 

El viaje no terminaba más. Cuando al fin llegué me bajé antes y caminé los 2 kilómetros que me llevaban al balneario, donde estaba mi familia tomando el sol. El dolor de espalda era insoportable, y el olor más. Llegué a las 19:00 horas, casi de noche. Todos me miraron y me olieron, se rieron hasta más no poder. Yo me había dicho a mí misma, pensar antes de actuar, porque cuando la adversidad persiste,  sos capaz de ver mejor a la familia, al sol, a los desconocidos con galletitas y a tu propio viaje en la vida, tanto que te olvidas del trabajo, del rock y del tiempo. 



Unidos sin ver

 



Se bajó del auto y entró en la casa, muy bella, de color blanco y acabado castaño. Antes de subir se detuvo en la galería, anterior a la escalera, de arriba bajada el sonido estrepitoso de la música, se preguntaba ¿Cómo había muerto el león y el esclavo? 
Del cuento que había leído la noche anterior.  Entonces escuchó un ruido en la planta alta. 
Se detuvo en seco, esperando escuchar el siguiente sonido. Un ruido a cucharita cayendo en la mesa le hizo recordar que le había dicho a Nadia que viniera unas horas antes.
Él no quería nada con ella, y ella tampoco con él pero en ese no querer, se querían. Se valoraban y compartían.
¿Camilo? Se escuchó desde arriba.
Si soy yo, respondió el ávido lector aliviado. Subió las escaleras y la abrazó con todas sus fuerzas. 
Extrañada, Nadia lo tomó de los hombros apartándose y lo miró fijo y le dijo:  en unos minutos empieza el curso ,¿estás bien?. 
-Sí -respondió sonriendo.  Las catedrales afuera resonaban con sus campanas mecidas por sogas que eran guiadas por ciertos monjes.  
Comenzaron el curso más tarde
Nadia enojada dijo: -no vuelvas a llegar tarde, la próxima no te espero. Ella y él sabían ciertamente que no iba a ser así, siempre esperando y siempre expectante, Nadia acompañaba a su compinche, amigo, y a veces algo más.
Es que cuando sabemos lo finito de nuestra existencia, no tenemos tiempo para dejar a nadie atrás, y solo cuando la compañía es una elección y no  una imposición  nos hacemos grandes, eternos, y audaces. Aun sabiendo que perecer no es la verdad que se nos niega, sino la impronta que dejamos en otros. Siendo Nadia y Camilo el ejemplo de ese amor, que todo lo espera y todo lo soporta, sin daños ni perjuicios, como el agua del río que va al mar. Unidos sin ver. 


10.12.23

Me


En este día me encontraba sin nadie con quien hablar, ni a nadie a quien escuchar, por eso decidí escribir algunas verdades dispuestas al cambio siempre para bien, de mi misma.

Me encanta la vida, aún con todo lo malo, y es seguramente porque no pierdo la fe y confío en Dios antes que nadie.
He pasado por una oscuridad que creí no tener y salí ilesa, más sabia, y más imperfecta, soy más que fuerte.
Tengo un humor muy particular a veces de mal gusto, un poco de lo que los otros no se animan a decir, pero también me río de situaciones y cosas inocentes, porque creo que en esa risa está la magia, la extensión incontable del universo. 
Aprendo rápido, porque soy inteligente. Estoy aprendiendo a dar lo mejor de mi.
Soy hermosa físicamente.
Me gusta la vida pacífica, aunque me cueste enseñar eso a otros.
Debo y puedo dejar el drama.
Amo con locura, mi pasión es cuidar a los que amo sin condiciones. Y no me sale muchas veces de otra manera.
Reír me devuelve la vida, no todo debe ser tan serio, aprender a reír me lleva mucho tiempo. Quiero que sea algo nuevo, algo importante y que sea el motor en mi vida.

Church

 

Hoy estuve en la iglesia con Milca, la oración de su mamá fue importante

Creo que todo lo referido a la fe y a Dios es importante. 

Cuando mi mamá me supo que estuve ahí, me dijo que estuvo bien porque hace falta acercarnos a Dios, y no se da cuenta que Dios está siempre en mi, si alguien escucho a mi corazón es él.

Su compañía durante toda mi vida fue constante, y estuvo cuando pensé que no había salida, cuando estaba rodeada de la nada misma, y la única luz que quedaba era mi la de mi corazón. Cuando mi corazón los amaba a todos pero nadie sabía descifrar la compañía que necesitaba, que quería para mi, que sentía como algo mío sin que nadie supiera.

Dios no es inteligente, es extremadamente sabio, y todo el mundo cree que castiga o que no sabe lo que hace, pero justamente solo él sabe porqué y para qué hace las cosas.

Admiro como Dios los ve a todos, nos ama profundamente, y sabe que cualquier cosa que se nos niega es porque las reglas que todos creemos imposibles tienen un propósito mayor. El vé ese propósito mayor y no va a dudar en hacer (simplemente porque alguien quiera algo de manera egoísta o con maldad) para que ese propósito mayor se cumpla. 

No es un camino fácil, pero el camino fácil todos lo conocen. Y si hay fe, recorrer ese camino difícil vale totalmente la pena.

Confío en él. En cómo él ha obrado en mi. Todos están enojados con él, cuando no saben cuánto Dios los ama a ellos, los protege de todo, y no se dan cuenta que ese enojo y tristeza los aleja de él. 

Si lo reciben, si vieran todo lo que él ve en ellos, sabrían que nada es imposible. Porque el amor y la fe, todo lo mueve, solo tienen que dejarlo entrar. 

Ya que obvio no existe el bien sin el mal, que hemos visto, que hemos vivido. Pero quien vive en la luz y deja entrar a Dios ya no se preocupa o ve mal en nada, esa es la fe. Tan simple, tan complicado, tan diferente, y tan natural.

El dolor podrá ser un gran maestro pero cuando la oscuridad sea, no existe lugar como la luz. 

Mañana voy a acudir a la iglesia nuevamente, porque la luz ya me encontró.


Prima Valerina

 


Reflexión Nro 1

Since this began, I never saw a light more shining or wind more soft than it is in front of my eyes. 

Nobody believes that being in the highest position could bring you so many decisions and change, also what are you available to lose and win for you and others. 

This is not a game.

This is life winning, with no second guesses.

There is no bigger truth than the existence of eternal time.

There is no more beautiful truth than is in front of your eyes.

Welcome to a reality that just a few can see.

Welcome Paola to the union with yourself and all you are.


“Mientras no alcances la verdad, no podrás corregirla. Pero si no la corriges, no la alcanzarás. Mientras tanto, no te resignes.”


Libro de los concejos.


  “¿Vamos al cine?” El “vamos” ya es una palabra retórica en estos tiempos.  La realidad es que no podemos usar el verbo “ir” sin recordar “...